sábado, 17 de marzo de 2012

Nunca te ha pasado que cuando haces algo mal, dices o piensas buscas el género de aquello y así poder echarle la culpa al mundo. Es extraño como nuestro mente juega con nuestros sentimientos. Sabemos que la culpa ha sido nuestra, pero queremos evadirnos de lo que hicimos, el error de esto es que siempre habrá algo que te recuerdo al pasado. ¿Por qué? 
Nuestros mayores temores nos persiguen de forma que quedamos desnudos ante el mundo.
Parpadeas varias veces y aprietas los ojos con fuerza para ver si ese sentimiento, si esa mala pasada se larga: ahí sigue estando. 
Las cosas ya no son como eran eh, el viento ya no sigue el recorrido a tu favor. ¿Por qué?
Desde luego algo falla en todo esto, intentas pasar, olvidar y buscas la solución mirándote al espejo. ¿Encontrarás la respuesta en él, mirándote a ti mismo? Bajas la mirada y la vuelvas alzar, pero solo estás tú con tu confusión. ¿Por qué? ¿Por qué no puedes dejar de sentir eso? 
La pregunta no es el por qué, por qué a ti, por qué sientes eso. No, las respuestas no se encuentran preguntando por qué.
Si te preguntas qué debo hacer para dejar de sentir eso, tu mente formulará y lo hará a tu favor. Desde un principio la mente ha buscado la manera de hacerte reaccionar que lo que hiciste está mal, pero que tiene solución, que esa mala sensación es la que te llevará hacer algo. 
¿Por qué a ti? Esa respuesta es demasiado fácil, el destino lo ha querido. El destino quiere que te lleves a la tumba todo el conocimiento y todas tus vivencias ,incluso las erróneas.
Y lo de dejar de sentir aquello es porque sabes que está mal y por parte es la que te impulsa a buscar una solución


Hay veces que las cosas no tienen un por qué, simplemente son y quien se atreva a preguntar, cargará consigo varios sentimientos de culpa aunque ... siempre habrá un qué debo.

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